martes, 26 de octubre de 2010

Una historia,pero no como otra cualquiera.

Me acuerdo de ese día perfectamente.
Era mi primer Gran Premio,en Madrid. Llegué más nerviosa de lo normal,aun habiendo hecho un campeonato de España un mes o dos antes. Estaba nerviosa; llegué al campo de tiro con las piernas temblando,no podía controlar los nervios. Saludé y abracé a mis amigas,que las conocía de hacia escasamente un mes,en mi primera concentración,tambien en Madrid. Calenté,como cualquier otro dia de entrenamiento y seguidamente pitaron para ponernos en la linea de tiro. Me coloqué,cogí mi arco y tiré. Cuando fuimos a recoger las flechas,durante esos treinta metros de camino,me fijé en toda la gente que había,en todos los chicos y chicas. Pero algo fallaba,ese muchacho no era como los demás,tenía el pelo moreno,más alto que yo,se situaba a unas tres o cuatro dianas de la mía. Según mi entrenador,tambien conocido como mi padre,tenía que respirar entre flecha y flecha para no ponerme nerviosa; Y así fué,entre flecha y flecha la gente terminaba de tirar,la gente se iba apartando de mi vista y finalmente quedó el.Lo vi,me tomé mi tiempo en observarle bien,cosas así no se ven todos los días.No carecía de belleza ni mucho menos.Quedaban treinta segundos o así,y observé como poco a poco se quitaba de la linea de tiro por que acababa de tirar su ultima flecha.Me sentía avergonzada,delante de todo el mundo;pensarían ''Vaya chica esta,que no tira ... ¡Que se nos duerme!'' Era la ultima de la línea cuando tiré mi ultima flecha.
Creo que fue en la recogida de flechas cuando un golpe de suerte hizo que nos mirásemos por primera vez.

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